Eres de las personas que tienen dificultades para decir “no”? ¿Te cuesta un horror poner límites? ¿Te sientes culpable cuando dices “no” a alguien? ¿Te arrepientes de no haber tenido el valor de decir “no” y luego le das vueltas y vueltas enfadado o enfadada contigo mismo? Si es así, éste es tu artículo.
Decir “no” es una declaración esencial del ser humano para preservar su integridad. Es una necesidad básica de todas las personas para relacionarse de manera saludable. Como individuo tienes el derecho de decir “no”, o incluso de decir “basta”: que es decir “no” después de haber dicho que sí. Es decir, puedes fijar tus límites desde el principio a través del “no”, o un poco más tarde a través del “basta”. Considera que si quieres decir “no” y por la razón que sea no eres capaz de decirlo, tu integridad y tu autoestima automáticamente bajan. Si, por el contrario, dices que no y ese “no” no es respetado, tu condición humana está siendo vulnerada por otros. Piensa que decir “no” determina tanto el respeto que los demás sienten por ti, como el respeto que tú sientes por ti mismo. Efectivamente, “si quieres ser respetado, respétate a ti mismo”. Pero entender la teoría no garantiza la capacidad de decir “no”. Si eres de las personas a las que les cuesta decir “no”, voy a tratar de explicarte mediante una formula cómo dar tus primeros pasos hacia la autenticidad y la asertividad.
1. Piensa en clave de tus necesidades
En el caso de que tengas que enfrentarte a una situación en la que tienes que poner límites, pregúntate qué necesidad dejas de cubrir en tu propia vida cuando dices que sí. O formulado en positivo qué necesidad estarías cuidando si dijeras que no. Por ejemplo, puede que sea tu tiempo, tu dinero, tu lealtad, tu honestidad, tu integridad, tu salud, tu libertad, etc.
2. Piensa cómo vas a expresar tus necesidades
Según uno de los principios de la comunicación, “no se puede entrar en la mente del otro”. Es decir, tu interlocutor no puede adivinar que estás deseando decir “no” cuando en realidad dices que sí. Dicho de otro modo: si no expresas la necesidad que tienes que cuidar, la otra persona no puede adivinarla y tienes que explicársela. Y en el caso de que sí la conozca y no la respete, tendrías más razones aún para decirle lo que necesitas, ya que través de su conducta está vulnerando tu integridad, está abusando de ti, o está siendo totalmente egoísta
Fíjate bien que cuando dices “no” al otro, en realidad te estás diciendo que sí a ti mismo, a tu autocuidado, a tu autoestima, a tu respeto y a tu propia integridad.
3. Reconoce las necesidades del otro
Una vez que has pensado en ti, es importante que pienses también en las necesidades del otro y que se las reconozcas. Por ejemplo, puedes decir: “entiendo que tu necesidad es sacar el trabajo adelante y además…”
4. Expresa tus necesidades
Observa cómo he conectado la frase: “y además…”. Lo importante es que antes de expresar tus necesidades no utilices el “pero” porque es el “borrador universal” y tiene el poder de deshacer todo lo anterior. Sustituyendo a “pero” puedes utilizar “al mismo tiempo”, “asimismo”, “de igual manera”, etc. Y ahora expresa tus necesidades. En el ejemplo: “… y además es importante para mí terminar el trabajo tiempo”.
5. Finalmente, haz una propuesta que cuide las necesidades del otro
Y el paso final es hacer una propuesta que represente “ganar-ganar” para ambos interlocutores. Por ejemplo: “En consecuencia, ahora no puedo ayudarte y te propongo apoyarte en tu trabajo una vez que termine el mío”.
Ante una buena comunicación, con calidez, y comprendiendo la necesidad del otro, conseguirás expresar lo que quieres y al mismo tiempo la otra persona no sentirá rechazo y tú no te sentirás culpable. Es esencial entender que esta herramienta no se trata de una técnica de manipulación u oratoria para ser capaz de decir “no”, sino de una metodología para aprender a comprender primero el otro para ser comprendido después.
Al principio, cuando pongas en marcha esta forma de expresar el no, es probable que sientas una gran frustración por tener que soportar la incomodidad del enfado del otro o de su malestar frente a tu negativa. Pero piensa que estás fijando límites, reforzando tu autoestima y preservando tu integridad como ser humano. Aunque te cueste decir no, en el fondo estás haciendo un ejercicio para cuidarte a ti y para cuidar al otro.