REFLEJOS
Cuando los astros se confabulan,
y el azar baraja las cartas,
a veces,
una entre un trillón,
descubres,
en la biblioteca de Babel,
un volumen sin letras.
Lo sacas del estante
con su lomo cobrizo,
encuadernado en piel,
decorado exquisitamente.
Dedicas un tiempo
a contemplar su vacuidad,
estupefacto
porque no puedes creer
que sus páginas
estén escritas
con tinta invisible.
Entonces,
todo cobra sentido.