En California (la Cálida Fornax de los misioneros españoles) allá por los años setenta, en plena eclosión de la postmodernidad, John Grinder (lingüista) y Richard Badler, (psicólogo) crearon los fundamentos de la programación neurolingüística o PNL. La PNL es un campo del conocimiento muy discutido desde el punto de vista científico que trata de proporcionar modelos de excelencia para alcanzar metas personales o profesionales. Para ello, parten de la modelización, es decir de la imitación o reproducción de lo que alguien hace para obtener idénticos resultados.
Es decir, si alguien quiere tocar la guitarra similar a como lo hace Hendrix lo que debe hacer es copiar todo lo que Hendrix hace con su guitarra, estudiar los músicos que él ha estudiado y repetir lo más posible las prácticas que él ha desarrollado. Con tiempo y esfuerzo conseguirá un sonido muy similar al que tiene este guitarrista. Parece lógico, ¿verdad?
Intentando desvelar los modelos de atención psicológica que empleaban los terapeutas más exitosos de la época, descubrieron que los tres utilizaban una serie de patrones lingüísticos muy similares con sus pacientes. Los tres terapeutas que estudiaron fueron Fritz Perls de la escuela Gestalt; Virginia Satir, psicoterapeuta familiar sistémica; y Milton Erickson, hipnoterapeuta.
En su libro La estructura de la magia, definen una serie de patrones lingüísticos que las personas utilizamos sin ser conscientes, siendo en realidad generalizaciones, omisiones o distorsiones del lenguaje. Asimismo, dan las claves de cómo neutralizarlos o romper estos patrones. Un patrón es una estructura gramatical, una forma de construir una frase. Tomemos cinco patrones típicos para que veas su aplicación práctica.
1. Cuantificador universal: Se produce el patrón cuando alguien utiliza adverbios del tipo, siempre, nunca, nadie, jamás… Son generalizaciones. El patrón se rompe, o se desmonta el argumento, duplicando el adverbio mediante una pregunta. Por ejemplo, cuando alguien te dice: “Nadie me quiere”. Tú puedes responder: “¿Nadie, nadie?”. Lo normal es que la persona encuentre una excepción, con lo que la generalización queda deshecha.
2. Lectura Mental: Es asumir que se sabe lo que alguien está pensando o que se conoce su estado interior. Por ejemplo: “Sé que te va a gustar” o “Estarás pensando que estoy loco”. Este patrón se deshace preguntando: “¿Cómo lo sabes?”. Lo que se consigue, es poner en duda la fuente de información y, por consiguiente, el argumento. No se puede penetrar en la mente de una persona.
3. Omisión comparativa: Son comparaciones incompletas. Por ejemplo, “Mi libro es peor” o “Salí realmente mal de esa prueba” o “es muy barato”. El patrón se deshace preguntando por el segundo elemento la comparación. Por ejemplo: “Tu libro es peor que cuál” o “mal con respecto a cuándo” o “muy barato comparado con qué o con cuál”.
4. Operador modal de necesidad: Este patrón expone obligaciones que tienen que ser llevadas a cabo, cuando en realidad hablamos de creencias o expectativas. Por ejemplo, cuando alguien dice: “Hay que poner la mesa”, en realidad está sugiriendo que es una obligación que debe cumplirse. Sin embargo, podemos deshacer patrón o romperlo preguntando por las consecuencias de hacer lo contrario, lo cual debilita la creencia. Por ejemplo, si preguntas, ¿y qué pasa si no ponemos la mesa?, ya estás poniendo en duda el planteamiento y, a la vez, ampliando espectro de posibilidades sobre esa acción concreta.
5. Equivalencia compleja: Es uno de mis favoritos. Tiene una estructura del tipo “A = B”. Este patrón plantea que dos afirmaciones parecen relacionadas cuando, en realidad, no tienen porqué estarlo. Por ejemplo, “Mi mujer se ha marchado dando un portazo. Seguro que está enfadada”. En realidad, no necesariamente la puerta se ha cerrado con fuerza por un enfado, puede haber sido por una corriente de aire o por un descuido. El patrón se deshace preguntando, por ejemplo: ¿Sucedió alguna vez A sin suceder B? En el ejemplo anterior, ¿Siempre que da un portazo es porque está enfadada?
El mundo de los patrones lingüísticos es fascinante, aunque complejo. Tiene infinidad de campos de aplicación: retórica, negociación, terapia, ventas, argumentación, debates, coaching, comunicación no violenta, etc. Además, es una de las ramas de las PNL más precisas en su contribución al pensamiento científico y a la lógica del lenguaje en campos como la filosofía del lenguaje o la ontología del lenguaje.