Hermenéutica de las emociones

¿Sabes interpretar tus emociones? ¿Conoces el mensaje que contienen? Te explico aquí algunas pistas que puede ayudarte a conocer mejor qué pueden estar diciéndote tus emociones.

 

Partimos de que, con carácter general, desconocemos el rico mundo de las emociones. Vivimos sin saber qué significan los mensajes que nos traen las emociones. En realidad, las emociones son información que aparecen para decirnos algo.  Desde la antropología, sabemos que, si analizamos comparativamente las expresiones de los gestos del rostro, existen cuatro expresiones que reflejan emociones universales, es decir, emociones que son compartidas por todos los seres humanos: alegría, tristeza, miedo e ira (enfado más bien). 

 

La alegría y la tristeza se fundamentan en el logro. El miedo y la ira se basan en la amenaza. Por ejemplo, la emoción de alegría nos está diciendo que hemos logrado algo o que vamos a conseguir algo. Por eso, estamos alegres. De hecho, te invito a que compruebes cómo algún momento que recuerdes de alegría en tu vida se relaciona con el logro: aprobar un examen, tener pareja o ser capaz de dejar a tu pareja, encontrar un empleo o ser capaz de dejar uno que no te satisface, comprar una nueva vivienda, dejar de fumar, etc. Por otro lado, la tristeza nos informa de que hemos perdido algo, o que vamos a perderlo.  A veces, no identificamos la tristeza, sino que sentimos cierto estado de confusión, o una sensación que no podemos poner en palabras. Una forma de saber si es o no tristeza, es preguntarnos si esta emoción aparece por la pérdida o por un logro no alcanzado, como el fallecimiento de un familiar, el abandono de un ser querido o el despido de un empleo.

 

El miedo y el enfado (o la ira) responden a una amenaza. Imaginemos que hay un terremoto. Lo que sientes es una amenaza a tu vida. No te enfadas porque haya un terremoto, sino que te entra miedo y, automáticamente, tu cuerpo se pone en clave de supervivencia.  Lo interesante, es que sientes miedo porque un terremoto es algo que no puedes controlar, es algo con un poder amenazador muy superior a ti. El miedo es una respuesta a algo que es más poderoso que tú, sobre lo que no tienes capacidad de control. 

 

Cuando notas que hay una amenaza o un riesgo con un poder que es similar o inferior al tuyo, te enfadarás o sentirás ira. Esto se relaciona con el control. Supongamos que tu jefe te amenaza con despedirte. ¿Qué sientes, enfado o miedo?  Pues dependerá de lo que signifique para ti. Si sientes que es un trabajo que no quieres perder y sobre el que tienes cierto control, sentirás enfado. Si lo que percibes es una amenaza y un riesgo sobre tu supervivencia (no tienes control), será miedo.

 

Las emociones, aparte de contener información, son energía que fluye hacia adentro o hacia afuera. Y este es otro elemento que puede ayudarte a identificar tus emociones. Por ejemplo, la alegría y la ira fluyen hacia fuera, expresan una energía rebosante. Por el contrario, la tristeza y el miedo nos hacen sentir pequeñitos, impotentes y nos replegamos hacia el interior como una tortuga en su caparazón.

 

Un ejercicio que puedes hacer, es pararte y reflexionar cuándo has sentido tristeza o ira, miedo o alegría. Luego, verifica cuál es la causa de esas emociones y pregúntate qué te estaban diciendo, que información era importante para ti.

 

Las emociones no son ni buenas, ni malas. De hecho, toda emoción desempeña una función positiva: la alegría denota una despreocupación; la tristeza expresa la necesidad de aceptación de una pérdida; el miedo advierte sobre la prevención de un peligro; la ira alerta sobre la reafirmación de la identidad. De lo que se trata, es de que aprendas a identificar bien tus emociones y comprender qué mensaje llevan para ti. Este es el primer paso conocerte mejor y ser más inteligente emocionalmente. Una vez que hayas desarrollado la inteligencia intrapersonal, podrás dar el paso hacia la inteligencia interpersonal, o lo que es lo mismo, estarás preparado para mejorar en tus relaciones con los demás.