Acreditarme como coach de equipos ha sido mi último reto formativo logrado con éxito. El modulo fundamental de coaching fue la chispa desencadenante que me permitió comprender que en mi anterior empleo no respetaba una alineación coherente entre mis valores y mi desempeño. Quién me iba a decir que el coaching iba a ser mi eje laboral un par de años después, sin abandonar la antropología, ni la investigación, ni la formación. Muy al contrario, el coaching (junto a la formación como practitioner en programación neurolingüística) ha sido un complemento perfecto. Ahora, inicio mi última fase para certificarme en la Universidad Francisco de Victoria en coaching ejecutivo, un nuevo reto para una mente inquieta. Seguro que va a ser otra experiencia enriquecedora en el Instituto de Desarrollo Directivo Integral, un lugar para crecer como persona y como profesional.