Renovarse o morir, reinventarse, adaptarse a la realidad es uno de los pilares de mi vida en los últimos tiempos. El mercado laboral ha cambiado, la pertenencia a una institución empresarial o social como forma de vida ha muerto. Cada vez más, vivimos en un contexto en el que la que las personas han de hacerse responsables de su propio destino, ser sus propios jefes. El trabajo por proyectos es la clave y la capacidad de ser flexibles para tomar las riendas de tu futuro es el lugar común de las personas que sobreviven.
Definitivamente, hay que apostar por rebelarse contra los estados de animo rémoras: el resentimiento y la resignación y cambiar el foco hacia la ambición y la serenidad. Una vía es la formación, no sólo por el retorno que representa de la inversión, sino por lo que aporta de crecimiento personal y de expansión de nuestro mapa del mundo.
En mi caso particular la apuesta es clara: estoy embarcado en tres cursos.
- Practitioner en programación Neurolingüística, en el que ya he terminado el módulo clásico y del me quedan dos fines de semana para el nuevo código que John Grinder ha puesto en marcha como renovación de la PNL.
- Coaching para autores, una especialización de la SGAE en coaching para autores, compositores y creativos
- Mañana empiezo el curso de coaching de equipos y liderazgo sistémico para profundizar en un campo apasionante.
Solo puedo decir que me siento afortunado por poder estudiar, aprender y crecer como persona, y saber que no sé nada, salvo que el conocimiento es infinito y que lo importantes es cómo recorres el camino, el proceso de enfrentarte a vivir: te instalas en la queja o te subes al carro de la responsabilidad y el compromiso contigo mismo. Es el placer de ser libres y elegir.