Coaching: Verdad como principio

Los procesos de coaching se inician siempre con un reto. Si no existe reto, no puede existir el coaching. Básicamente, el motivo que un cliente busca en una sesión de coaching es el cambio personal. De algún modo, la insatisfacción (esa característica tan humana) nos lleva a la necesidad de superación. Y suele ser a través de un reto, cómo alguien inicia su proceso de cambio.

 

Me gustaría aclarar, y éste es uno de los aspectos que más choca con las personas que se adentran en un proceso de coaching, que el coach (el facilitador si queremos) no da consejos, no es un consultor. De hecho, la metodología del coaching se basa en el diálogo, y concretamente en algo que ya Sócrates hacia con sus alumnos: desarrollar un proceso deductivo mediante preguntas. Por tanto, nuestro trabajo como coach es desvelar en el cliente el ser, es decir la identidad real (no lo que nos han contado, ni lo que nos han vendido) de la persona.

 

Además, el trabajo individual de un cliente para el cambio personal pasa por una primera fase: la persona tiene que atreverse a contarse la verdad sobre sí mismo porque es el único modo de empezar a construir una nueva persona.

 

Mirad, nuestro cerebro está lleno de ruido, de información que no somos conscientes que fluye en nuestro interior de manera automática. Dicen los neuro-fisiólogos que la mayoría de las personas sólo toman dos decisiones plenamente conscientes a lo largo del día, y que el resto de acciones son fruto de hábitos que nos llevan por la vida en piloto automático. Es más, es tan importante lo que no sucede, como lo que nos contamos a nosotros mismos acerca de lo que no sucede. Y lo más curioso, es que estamos llenos de mapas, de interpretaciones personales de la realidad. Y el mapa, no es la realidad. Al final, nos pasamos el día en bucles y diciéndonos a nosotros mismos cosas como: "es que esto siempre lo hago mal", "nunca voy a poder cambiar", “siempre caigo en los mismos errores”, “no soporto este tío”, etc. Y de ese modo, vamos elaborando una bola, que crece y crece hasta deformar la realidad. Vemos lo que queremos ver, lo que el mapa mental que hemos construido, nos indica.

 

Desvelar el ser, invitar y pedir permiso al cliente para descubrir su yo esencial, es uno de los primeros pasos que como coach perseguimos: permitir a las personas decirse la verdad sobre sí mismas, despojandose de mapas y de construcciones (dentro de un orden) para poder partir de una base sólida sobre la que apoyarnos.

 

No es fácil, pero es absolutamente liberador. A veces, descubrimos que el cliente ha iniciado el proceso, con lo que llamamos preguntas poderosas, que no tienen por qué ser complejas. Son preguntas, que por lo general tiene un efecto conmovedor en el cliente, que suele iniciarse con una parálisis. La persona no es capaz de responder, porque algo, quizá el inicio de la verdad ha empezado a removerse en su interior. Y seguro, que la respuesta, es el primer paso hacia el cambio, porque una vez que has descubierto la verdad, tu verdad, generalmente no hay marcha atrás. Eso es parte del coaching.

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