Soplan vientos de cambio en esta vida nueva de emprendedor en la que me acabo de embarcar. Quizás mis paseos matinales con Bico y Yolanda sean por otro Tajo, y quizás me toque dar un paso hacia la docencia en otra UCLM, y quizás tenga que vivir unos meses en la Campana de Oropesa y patearme como antropólogo las calles de Talavera, y hablar con mucha gente, con la actitud del asombro, quizás me empeñe en promocionar el talento y en desarrollar proyectos con el arte como medio para mejorar algunos proyectos sociales, quizás me toque toque dirigir una empresa y quizás tenga que cuidar más que nunca a mi propio equipo de trabajo. Quizás haya llegado el momento de ponerme a prueba como hice en el pasado cuando pensé que pasaría si dedicaba toda mi energía a la antropología, al doctorado o al proyecto Theotokopoulos... Quizás haya llegado el momento de devolverle a la vida todos los regalos que me ha hecho, quizás ha llegado el momento de ver hasta dónde llegan mis límites y darme permiso para creer que es posible construir un proyecto vital con seres humanos que creen incondicionalmente en la universalidad de la inteligencia de todas las personas. Quizás y sólo quizás todo esto suceda.

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