ARSFOBIA O LA TRISTE HISTORIA DEL MURAL DE PABLO SANGUINO

 

Por casualidad en el año 2005, fotografié el mural de Pablo Sanguino en Toledo, en el bar en el que su cerámica decoraba el espacio para deleite de los observadores que pasaban por las Cuatro Calles. Ayer, revisando un viejo disco duro, encontré estas cinco fotografías que dan fe de la belleza creativa de este ceramista toledano. No son buenas fotografías en su concepción artística, está claro, pero poseen un gran valor documental, porque recogen una obra de arte que ya no existe, ni exixtirá nunca más en su conjunto. Os adjunto el texto que escribí cuando vi que lo habían tirado a la basura para poner cerámica convencional.

 

 

ARSFOBIA

 

 

No me ha quedado más remedio que crear una palabra ad hoc para definir una actitud que existe en Toledo que me parece innombrable: la ARSFOBIA, el odio al arte. Ya sabíamos que la ciudad era arboricida, toponegligente y anómica, pero la destrucción sistemática en las últimas décadas de belleza, de arte y de patrimonio requería un nombre específico que como antropólogo aplicaría a los humanos que habitan esta comunidad social.

 

Los arsfóbicos han destruido un mural del ceramista Toledano Pablo Sanguino que decoraba, milagrosamente, una cafetería toledana situada en Las Cuatro Calles. El segundo ya eliminado de este excelente artista, el primero fue el mural que decoraba el campo de fútbol antes de su ampliación. Simplemente lo tiraron a la basura. Ahora, en una reforma de la cafetería Wamba, los albañiles han picado el que allí existía y han regalaron los restos a alguien que pasaba por allí

 

Es la vida cotidiana de los arsfóbicos. Que aparece en una obra un aljibe o unos restos romanos ("piedras"), que no se entere al arqueólogo. Que hay que hacer una obra nueva para subir otra planta, se cae la vieja de la noche a la mañana (aunque sea un palacio del S. XVI). Lo normal aquí son coberturas con vallas de madera, plásticos negros, derribos a puerta cerrada, etc. Por supuesto, hay excepciones y se intenta llegar desde las instituciones a proteger lo que se puede, pero siempre contra la codicia de los arsfóbicos.

 

 

Esta pérdida para mí es una herida, pero es sólo la punta del iceberg de lo que aquí sucede bajo cuerda, pero que es voz populi. Verdaderamente, me entristece saber que la sensibilidad está bajo cero en este Toledo Patrimonio de la Humanidad (me desencajo de la risa cada vez que oigo este título). Pero en fin, no esta hecha la miel para ... o debería decir de los arsfóbicos.

 

 

Pedro Salvador

 

POSTDATA DE 2012: Por suerte, las cosas han cambiado en esta ciudad en estos años, pero si yo contara lo que he visto y oído desde que soy toledano, "cabalito" que temblaba el Sacramento.

 


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